Hoy abracé a mi papá

Hoy abracé a mi papá

Desde mi corazón racinguista te cuento como se vive esta pandemia que pasamos como sociedad a nivel mundial. Hoy abracé a mi papá.

Con lágrimas en los ojos tras enterarme que el tercer muerto se confirmaba en Argentina por TV, decidí ir a abrazar a mi papá de 60 años que sufrió un ACV y tiene problemas de hipertensión. Lo agarré fuerte y le dije «Tenemos que cuidarnos, la vamos a pasar».

Esa convicción es la que tengo para expresarte, que vamos a pasarla todos juntos y unidos como cada vez que entonamos nuestro grito de «Brillará blanca y celeste la Academia Racing Club. Y la Acadeee, y la Acadeee…». Las ganas de ir a la cancha sin que se juegue el partido, como en aquel encuentro que nunca se jugó con Talleres, están. Pero debo refrenarme, pensar y saber que corremos peligro afuera.

Esta cosa sólo se compara a la Gripe Española (1918); una de las últimas pandemias que se llevó la vida de aproximadamente unas 50 millones de personas, lo cual presumió un número de entre el 3 y 6 % de la población mundial. La mortalidad de esa enfermedad se consideró en el rango del 10 al 20 %, según la Biblioteca Nacional de Medicina de los EE.UU (NCBI). Fue la más grave de todas que pasaron nuestros antepasados.

Hoy los números de infectados a nivel mundial son de 215.000 casos en 164 países. La mortandad representa por el momento el 3% de la población mundial, 8809 muertos. Eso me asusta y aunque el run run me diga que soy joven, que no me va pasar nada, me genera temor. Estoy a ese punto donde me tiemblan las piernas en algún momento del día cuando me pongo reflexivo y pienso en mi mamá, en mis hermanos, en mi papá, en mis animales, en mi propia vida.

Cambié mis hábitos, no duermo tanto, no como porquería, no dejo ese rincón sucio para después; agarro la lavandina, el agua con el trapo y lo limpio en el momento. Lavo mis manos con el jabón al cántico de la versión de la Guardia Imperial de «Me muero de amor», la cual escuché por última vez en ese empate con Newell’s en el Cilindro.

Creo en que la vamos a pasar, creo que mi viejo y el resto de mi familia van estar bien al seguir las recomendaciones. Esto no es una joda o unas vacaciones, esta pandemia es una realidad que se está llevando gente arriba. Yo no quiero ser uno de ellos, yo no quiero ver gente que morir en las esquinas de las calles porque el sistema de salud no da abasto. Por eso abracé a mi papá, por todo lo que me genera saber que si no nos cuidamos corremos riesgo.

Quiero ser optimista y salir con una sonrisa de este momento. Ver a fin de año a Racing levantando ese trofeo que tanto se codicia. Pero para eso debo estar allí, y si no me quedo en casa a acatar las medidas que toman los que nos gobiernan, es posible que quizás no pueda disfrutar de ello, ya sea porque o yo no esté o alguien de mi familia se haya ido. En estos días voy a cuidar de mi y mi familia tanto como quiero a Racing, no solo por mi bien, sino por el de todos.

Me voy a ir a dormir tranquilo al saber que abracé a mi papá y le dije que lo quería, que le perdonaba todo como él me perdonaba a mi. Es hora de que me acueste y sueñe con el día en donde me digan «Gente pueden salir de sus casas»; voy a soñar con que anuncien «Hinchas, vuelve el fútbol»; voy a soñar con hablar con esa persona que quiero mucho y decirle al darle un abrazo «Volvimos a la normalidad, te dije que la íbamos a pasar».

Redactor

David 'Toty' Pintos

Amo Avellaneda. Amo la UNDAV. Amo estar haciendo periodismo en la vereda correcta.

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