Racing llegó al “Gigante de Arroyito” con la posibilidades de quedar a sólo tres puntos del líder del campeonato, Boca Juniors. Sin embargo, en ningún pasaje del encuentro, los conducidos por Eduardo Coudet estuvieron cerca de llevarse la victoria. Faltó actitud, coraje, rebeldía, conexión. En síntesis, faltó todo.
Si el conjunto de Avellaneda pudo rescatar un punto, fue gracias a la gran actuación de Gabriel Arias. El arquero académico contuvo y evitó en varias ocasiones que el local se quedará con la victoria. El y Lisandro López, aunque este último con un pobre desempeño, fueron los únicos que se los notó con bronca y enojo por como estaba jugando Racing.
El conjunto conducido por Eduardo Coudet carece de algo que le sobraba el año pasado, carece de las ansias por ganar. La academia sale a la cancha como si se disputara un picado entre solteros y casados. Es más, si se repasa nombre por nombre, todos están por debajo del nivel del campeón de la Superliga pasada. Si no se corrige y se decide seguir por este camino, pronto se despedida de la lucha por el Bicampeón y solo se pensara en hacer un papel decoroso muy por debajo de las expectativas que este equipo supo tener.
Periodista especializado en Deportes (ISEC) Socio 24199 #YoMilito #RacingPositivo
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