Ni el más optimista imaginaba, allá por febrero, ver lo que Racing mostró a lo largo del semestre. Claro, le costó arrancar porque hasta el primer tiempo ante River era otra decepción, pero luego, con las diez victorias consecutivas y el fútbol de alto vuelo que desplegó ‘La Gagoneta’, la ilusión dominó la escena. Aún así, con jugar ‘lindo’ no alcanzó para poder lograr los objetivos pactados en el semestre: el título en la Copa de la Liga y la clasificación a la fase final de la Sudamericana.
¿Por qué es desilusión y no fracaso? Por como fue el camino y por los motivos por los cuales no se consiguieron los objetivos. Fernando Gago potenció un equipo con jugadores que meses atrás se arrastraban en la cancha y que no podían dar dos pases seguidos. No hay dudas de que son buenos jugadores, pero lo que condenó a Racing fue la falta de recambio y de jerarquía.
El no tener un claro reemplazante de Gabriel Hauche (se turnaron Fabricio Domínguez, Matías Rojas y Tomás Chancalay en esa posición), el no encontrar la mejor versión de Cardona, el no tener un suplente de Aníbal Moreno y el no tener un delantero suplente de Enzo Copetti hicieron que todo lo bueno que se había cosechado se tirara a la basura en dos partidos.
Porque fueron dos partidos los que definieron el triste final de Racing en el semestre. El no poder hacerle un gol a Boca en la semi del torneo local y el perder de local ante un equipo ya eliminado habiendo generado más de diez ocasiones de gol. Claro, pero los partidos no se merecen, se ganan.
Por eso es que, pensando a futuro, futbolísticamente Racing debe continuar por este camino. Porque el fútbol que vimos nos hizo volar la cabeza a todos. Ahora, y como en casi todos los mercados de pase, los que tienen la pelota son los dirigentes. Ellos serán los encargados de jerarquizar este plantel para tener más herramientas a la hora de definir el resultado dentro de la cancha. Y claro que ahora, solo disputando torneo local y Copa Argentina, la obligación de ganar al menos una de estas competencias está latente.
Periodista deportivo. Egresado ISEC. Nos merecemos bellos milagros y ocurrirán. Socio 81605.
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No es una desilusión. El equipo mejoró sustancialmente, da gusto verlo, entusiasma, tiene identidad, recupera rápido la pelota, gana la 2da. pelota (con Pizzi y con Úbeda las perdía todas) genera muchísimas situaciones. Todo eso no puede tirarse por la borda, sería un grave retroceso y una insensatez. Ese debiera ser el (alto) punto de partida para reforzar los sectores que andan flojos o no tenemos recambio (pienso en un central, un 5 y, fundamentalmente, un 9 de jerarquía). El extremo podríamos tenerlo entre Rojas y Cardona siempre que se pongan bien físicamente. Cardona así como está es una falta de respeto para el resto de los jugadores que se matan entrenando y le quita autoridad a Gago que es tan estricto con los pesajes para el resto.
Y considero que no se trata de una desilusión porque sin un 9 de jerarquía nunca dio para ilusionarse del todo con grandes conquistas, siempre quedaba la sensación en el ambiente de que en instancias decisivas o ante rivales de fuste las que vos no mandás a guardar las ibas a ir a buscar adentro, y eso se vio a lo largo del torneo, si bien hicimos muchos goles como lo demuestra la estadística, erramos muchísimos más y eso en las decisivas siempre se garpa. Copetti debiera continuar para suplente o de movida para desgaste de la defensa rival para cuando ingrese el 9 que habría que ir a buscar.
Otra cosa que no podemos confundirnos es que no es lo mismo haber perdido con Boca por penales que el papelón contra los uruguayos, ese sí que fue un golpe durísimo e inesperado del que hay que reaccionar rápido para no profundizar el bajón.
Insisto, la base está como decía el Coco, vamos por los refuerzos que faltan para empezar a coronar aunque sea en el plano interno y soñar con armar un equipo que sepa jugar copas internacionales.